El
amor es una de las sensaciones más extraordinarias de las que puede disfrutar
el ser humano. Pero, ¿te han partido el alma alguna vez? ¿Te han roto el
corazón a pedacitos?
La
química del amor es capaz de hacerte sentir en pleno subidón, hacerte sufrir un
bajón o hacerte sentir el mono por alguien. Que el amor es como una droga es
totalmente cierto, y tiene ciertos efectos secundarios realmente curiosos.
Tal
y como señala un estudio del Colegio de Medicina Albert Einstein, cuando el
amor se rompe, igual que cuando una persona es adicta a la droga, las
consecuencias de la adicción son tan fuertes que pueden desembocar en graves conductas
depresivas y obsesivas, el amor puede provocar dependencia emocional. En las siguientes líneas sabréis por
qué.
Los
compuestos químicos y las hormonas que genera el amor
El
amor libera dopamina, serotonina y oxitocina,
por eso que cuando nos enamoramos nos sentimos excitados, llenos de energía y
nuestra percepción de la vida es magnífica. Pero los neuroquímicos del
enamoramiento vienen a chorros y al cabo del tiempo, al igual que pasa cuando
alguien consume drogas durante un período largo de tiempo, llega la tolerancia
o lo que comúnmente se conoce como habituación.
Cuando
la cascada química desciende, hay muchas personas que lo interpretan como una
pérdida de amor. Lo que realmente sucede, es que los receptores neuronales ya
se han acostumbrado a ese exceso de flujo químico, y el enamorado, necesita
aumentar la dosis para seguir sintiendo lo mismo. Eso puede convertir una
fluctuación natural en una crisis, y puede llegar la bonita frase: “Ya no
siento lo mismo”. Pero dejar una relación no siempre es tan simple. El cerebro necesita
un proceso de recuperación para volver a los niveles normales de flujo químico,
y hace falta dejar pasar el tiempo para recuperar la estabilidad.
La
oxitocina: un abrazo vale más que mil palabras
La
cascada química puede hacernos perder la razón, pero ¿por qué ocurre
esto? Neurólogos expertos como Gareth Leng, creen que la oxitocina
ayuda a forjar lazos permanentes entre amantes tras la primera oleada de
emoción. La hormona actúa "cambiando las conexiones" de los miles de
millones de circuitos neuronales, es conocida como la hormona de la confianza o
de los abrazos y se libera en cantidades grandes durante el orgasmo y en cantidades
más pequeñas cuando te cogen de la mano o cuando los animales lamen a sus bebés.
La
oxitocina es una sustancia endógena (segregada por el cuerpo) y actúa como una
droga (sustancia exógena introducida en el cuerpo desde el exterior), liberando
transmisores como la dopamina, la noradrenalina (norepirefrina) o la
serotonina. Estos neurotransmisores permiten la inundar el cerebro de
feniletilamina. Este compuesto químico es de la familia de las anfetaminas, y
tiene una duración en el cerebro de unos 4 años según la teoría de Donald F.
Klein y Michael Lebowitz surgida en la década de los 80. El chocolate es rico
en este compuesto, por eso es habitual que durante el “mal de amores” se consuman
cantidades excesivas.
Cuanta
más oxitocina se libera, más unido te sientes a la otra persona. Pero hay que
tener en cuenta, que los niveles de segregación de neurotransmisores u
hormonas, también dependen de nuestras creencias y de nuestra percepción de las
cosas. Las ideas, los prejuicios, los valores, las experiencias, las
expectativas, o las fantasías que tengamos, pueden hacer que liberemos más o
menos químicos. Este proceso sigue una pauta fija: más contacto, más oxitocina,
más confianza (más fortalecimiento de las conexiones neuronales). Las
expectativas o la imaginación, también actúan como una forma de contacto y
siguen esa pauta.
Pero
no nos damos cuenta de que evidentemente, los enamorados no siempre llegan a cumplir
las expectativas que tienen el uno del otro, sean éstas realistas o no.
Eso puede llevar a un estado de frustración. Además, el contacto con una
expareja puede revivir esa pauta o conexión entre las neuronas, y es por eso
que la mayoría de psicólogos expertos en el amor, recomiendan una terapia de todo o nada para superar una
ruptura. Al dejar de mantener contacto con la persona amada, las conexiones se
debilitan, y con el paso del tiempo, las recaídas son cada vez menos
frecuentes.
La
serotonina: el neurotransmisor de la felicidad
La
serotonina actúa sobre las emociones y
el estado de ánimo. Es la responsable del bienestar, genera optimismo, buen
humor y sociabilidad y es conocida por representar un papel importante en la
inhibición de la ira y la agresión. Niveles bajos de serotonina están asociados
con la depresión y la obsesión (síntomas del desamor). Los fármacos antidepresivos,
se encargan de aumentar los niveles de serotonina para corregir el déficit
neuroquímico, y es por eso que al Prozac (el antidepresivo más famoso del
planeta) le llaman la droga de la felicidad. Las experiencias positivas
constantes y los pensamientos positivos, también aumentan los niveles de
serotonina. En cambio los pensamientos desagradables, las malas noticias,
hablar de cosas tristes y preocupantes o enfadarse, inhiben completamente la
activación de la serotonina.
La
dopamina: adictos al amor
La
dopamina está relacionada con el placer, y es el neurotransmisor que
desempeña un papel importante en los juegos de azar, el uso de drogas,
y también en el amor. Cuando nos enamoramos, la dopamina se libera,
haciendo que las parejas se sientan eufóricas y enérgicas. “Sí alguien es único
en su vida y se centra en esa persona, es porque el sistema de la dopamina se
ha activado", dice Helen Fisher (2004), antropóloga biológica.
La
dopamina es importante ya que está implicada en el sistema de recompensa. El
placer hace que nos sintamos bien, que tengamos relaciones sexuales, que
comamos alimentos, y que hagamos cosas que nos permitan sobrevivir. Pero tanto
en la droga como en el amor, cuando el estímulo externo (droga) o intero
(oxitocina) desaparecen, puede crear problemas serios para una persona.
Entonces aparece el mono y la obsesión.
La
droga del amor versus la razón
Los
animales son sorprendentemente exigentes con quien se juntan. El amor libre no
es algo natural. En cada especie, el sexo, tiene algo de preliminar. Los
animales solo tienen relaciones sexuales cuando la hembra es activamente
fértil, excepto los bonobos (que lo hacen por la alimentación y para resolver
conflictos). Los chimpancés hembra sólo tienen relaciones sexuales cada cinco
años. El resto del tiempo están embarazadas o en lactancia, y sin la ovulación,
los machos no están interesados. Cuando la oportunidad llama, es un evento
importante. La selección natural produjo en los humanos un cerebro que evolucionó
para maximizar la reproducción, y los neuroquímicos de la felicidad
evolucionaron para promover conductas reproductivas. Eso no tiene mucho sentido
en un mundo con control de la natalidad y las presiones de sostenibilidad. Pero
en la naturaleza, había que centrarse en reproducir muchos bebés. Por lo tanto,
la selección natural ha creado un cerebro con sustancias químicas felices para
que recompensen el comportamiento reproductivo.
El
amor promueve la reproducción, lo que provoca una gran cantidad de sustancias
químicas que producen felicidad. El sexo es sólo un aspecto de la conducta
reproductiva. El amor motiva a recorrer el mundo con tal de estar a solas con
esa persona especial. Por supuesto, que la razón está por encima de esas
banalidades biológicas pero los neuroquímicos de la felicidad, hacen que sienta
tan bien estar enamorado, que el cerebro busca la manera de conseguir más. Los
neuroquímicos hacer su trabajo sin palabras, y nosotros buscamos palabras para
explicar la locura de nuestras motivaciones. A veces es más simple engañarse o
manipular que intentar entenderlo.
En
resumen, queremos ser felices y tener el máximo de neuroquímicos de la
felicidad. Esperamos eso del amor y de otros aspectos de la vida. Pero no
importa cuántos neuroquímicos consigamos, a la larga, el cerebro se habitúa al
enamoramiento como cuando existe tolerancia a la droga. Saber por qué sucede
esto, puede ayudarle a manejar su comportamiento a pesar de las señales
neuroquímicas confusas.
Hay
buenas noticias. No se culpe a sí mismo si no está igual que el primer día con
su pareja. Hay que saber distinguir el amor del enamoramiento. El amor
tiene que ver con las creencias y los valores, y el enamoramiento, son una
serie de reacciones químicas producidas en diferentes regiones cerebrales que
nos hacen tener una percepción idílica de una persona. Aun y así, no es nada
malo, simplemente le ha tocado vivir con el sistema operativo que ha mantenido
a los seres humanos vivos durante millones de años.
Jonathan
García-Allen: Psicología y mente.